¿Vehículos Híbridos o Eléctricos?

VISTAS 2981


Parte 1
Por Diego Riquero Tournier.

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Diego Riquero Tournier

Esta es una pregunta frecuente entre los seguidores de la industria automotriz, y sin lugar a dudas que se trata también de un dilema que “atormenta” a los propios fabricantes de automóviles.

Que la industria automotriz transita por un camino sin retorno en dirección a la electrificación vehicular, me parece que ya lo podemos considerar como algo indiscutible; el punto que genera incertidumbres, incomodidad, y mucha preocupación entre todos los profesionales que de alguna forma viven de la tecnología de motores a combustión interna, es el ¿cuándo?

Este ¿Cuándo? al que me refiero, es básicamente la definición cronológica, o en pocas palabras, el tiempo que perdurarán los motores a combustión interna rodando por nuestras ciudades.

Y en este sentido puedo afirmar categóricamente que nadie sabe; sería como pronosticar el precio del dólar de aquí a dos años, pronosticar es una acción posible, pero sería necesariamente dentro del terreno de lo “paranormal”.

Por este motivo me atrevo a dejar un consejo (sin que nadie me lo haya pedido), que es el siguiente:

Cuando alguien (empresa, periodista, organización estatal etc.), declare cosas del tipo… “en 2020 10% de la flota será de vehículos eléctricos”; “en 2035 no será permitido matricular vehículos con motores a combustión interna”…etc.etc.

Escuche; escuche atentamente, con respeto, con la preocupación lógica de los posibles impactos en sus negocios o profesiones, pero no es necesario entrar en un círculo paranoico con relación al futuro basado exclusivamente en pronósticos de estas características, y la explicación que sustenta mi comentario es muy simple; la historia nos ha enseñado que la inmensa mayoría de los pronósticos relacionados a tecnología y los efectos de la misma en la economía, negocios, carreras y personas en general, estaban equivocados, algunas veces por ser futuristas de más, y otras veces por ser tímidos de más, pero en todos los casos inexorablemente, equivocados.

Mi humilde opinión en este sentido, es la reafirmación de que nadie sabe nada con relación a lo que va suceder con las tecnologías de electrificación vehicular, y cuando digo nadie; están incluidos los propios fabricantes de estas tecnologías.

Ahora, con estos comentarios no quiero decir que no tenemos nada a hacer; no estoy incentivándolos a tomar una postura pasiva delante de la tremenda revolución que nuestra actividad está en la inminencia de enfrentar; totalmente al contrario, la postura debe ser otra.

¿Cuál es la propuesta entonces?

La propuesta es desarrollar esta materia partiendo de la base de lo que ya existe como una realidad palpable, considerando las características y diferenciales de cada una de las tecnologías abordadas en el título; de esta forma tendremos la oportunidad de profundizar un poco más en los principales conceptos de electrificación vehicular; y quién sabe, esta nota de alguna forma consiga incentivar más personas a enfrentar esta revolución tecnológica utilizando la herramienta más poderosa “inventada” por la humanidad, me estoy refiriéndome al conocimiento; por lo tanto, esta es la propuesta del artículo, plantar un semilla con el único objetivo de despertar el interés de los lectores para ampliar posteriormente sus conocimientos a través de cursos, libros, manuales, etc. sobre este tema.

Un poco de historia:

Cada vez que me deparo con la posibilidad de hablar, escribir, o hacer una charla sobre nuevas tecnologías, me deparo con una ironía que para mí ya se transformó en algo divertido...

¿Cuál es esa ironía?

Llamar de novedad tecnológica, o nuevas tecnologías, algo que tiene más de 100 años de existencia.

Para el caso de las tecnologías de electrificación vehicular, es más evidente esta ironía, como pueden ver en la imagen de la figura 1, estamos hablando de tecnologías lanzadas dos siglos atrás (1881).

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Inclusive el primer vehículo eléctrico fue un invento antes del primer vehículo de combustión interna (1886), y de alguna forma podemos trazar una analogía entre lo que estaba sucediendo al final del siglo XIX, con la actualidad del siglo XXI y las transformaciones que estamos viviendo.

Al final de los años 1800, existía una “carrera” entre 4 diferentes tecnologías, las cuales disputaban una posición de supremacía que al final definiría el futuro de la movilidad para los próximos 100 años.

Las tecnologías en cuestión eran:

El caballo, el motor eléctrico, el motor a vapor, y el motor a combustión interna.

Está claro que todos sabemos quién gano esta “carrera” 130 años atrás; pero ahora con el “diario del lunes”, alguien puede estar reflexionando con relación al abandono de la alternativa de utilización de motores eléctricos de forma masiva (ya que los mismos representaban una tecnología viable, en el pasado), y la posibilidad de no haber elegido la mejor opción “gastando” más de un siglo con desarrollos de motores a combustión interna, para llegar posteriormente a la conclusión de que los mismos son ineficientes, que contaminan etc. etc.

Sin lugar a dudas que se trata de una lectura posible del escenario...

Volviendo a la analogía del siglo XIX con el siglo XXI, la actualidad nos muestra que existe un escenario de “carrera tecnológica” similar al relatado; y las tecnologías que están en disputa son:

Vehículos híbridos. Vehículos 100% eléctricos con fuente de energía acumulada (Baterías).

Vehículos 100% eléctricos fuente de energía generada por células de combustible (hidrogeno).

Vehículos 100% eléctricos fuente de energía generada por energía solar.

Vehículos movidos a Aire Comprimido.

Bueno la carrera está ahí, e inclusive nada impide que surjan otras tecnologías para entrar en la disputa, pero lo que queda de alguna forma más claro, es que la electrificación (motor eléctrico), lleva la delantera en esta disputa.

También la realidad de los últimos 50 años nos muestra que la industria automotriz nunca descartó totalmente la utilización de tecnologías de electrificación, y durante todos esos años de alguna manera, todos los fabricantes lanzaron proyectos, prototipos, vehículos conceptos, etc., evidenciando que de alguna forma todos sabían que los proyectos de motores a combustión interna estaban limitados.

Durante algunas décadas, eventos mundiales como la crisis del petróleo (años 70), por ejemplo; colocaron nuevamente en escena el tema de la electrificación con algunos lanzamientos de mercado.

El ejemplo de la figura 2, muestra un lanzamiento de Ford, utilizando la plataforma del clásico Escort MKI en una versión híbrida.

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El Ford Escort de 1973 utilizaba un motor de corriente continua, y una batería de Níquel Cadmio (componentes poco utilizados en la actualidad por ser más contaminantes en relación a otras tecnologías).

Analizando los detalles técnicos de este vehículo, vamos ver que ya estaban presentes en la época, los principales desafíos que las tecnologías de electrificación vehicular tenían y tienen que superar hasta el día de hoy; estoy hablando por un lado del incremento de peso, y por otro lado el tema de la autonomía.

Claramente vamos ver a lo largo de este artículo, que los dos factores están directamente relacionados, ya que aumentando el peso (masa en movimiento), necesariamente surgirán consecuencias en el desempeño del vehículo, afectando principalmente el consumo, lo que determinará la necesidad de más energía acumulada.

Por lo tanto, quién resuelva de forma más eficiente la ecuación (equilibrio), entre energía acumulada e peso, estará en condiciones de ofrecer un vehículo con mejor desempeño y autonomía.

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